Cuentos de Vampiros

Bueno pues iniciaré este apartado con una idea que me dio nuestra querida Estaminoide, que se inició con un regalo que le hice y que ella continuó. Propongo que en esta historia utilicemos o nuestro nombre real o el apodo más conocido, más que nada porque tanto en mi trozo como en el suyo los nombres que aparecen son"Siomara" y "Luna". Bueno espero que os guste. A petición de Laura, y porque a mi parecer creo que tiene razón, escribo esta aclaración. NO ES YURI (relación chica-chica) es que los libros que inspiraron esta historia dejan a entender que el amor entre vampiros no tiene sexo, ya que no son capaces de practicarlo, y también porque su amor se basa en las relaciones de la sangre. Y bueno, repito, espero que os guste a pesar de que pueda parecer extraño

Es una noche oscura, tan oscura que ni siquiera veo mis pies descalzos mientras corro por la calle. Estoy buscando a alguien, ese alguien que ha penetrado en mis sueños de una manera, tan intensa que ha sido capaz de despertarme.

Por fin llego a la plaza mayor, y veo su figura, comprendo que me ha estado esperando, mientras, me lee el pensamiento y confirma mi teoría. Sus ojos me observan atentamente, como si quisiera grabar mi imagen en su mente. Yo miro su rostro, un rostro enmarcado por una melena oscura, tan oscura como la noche, detengo mi mirada en sus labios, rojos como la sangre que delimitan su boca, que está semiabierta. Por primera vez soy capaz de ver esos dientes tan blancos y mientras me acerco para tocar su rostro, descubro sus colmillos, blancos y perfectos.

Acaricio sus pómulos, su línea del mentón y sus labios. Y me detiene la mano con un movimiento tan rápido que soy incapaz de asimilarlo. Me acerca, me rodea entre sus brazos y me susurra en el oído:
-Pequeña, deberías tenerme miedo.
¿Por qué? Eres muy hermosa.
-No soy una persona, soy un monstruo-su voz y su aliento en mi cuello, me obligan a cerrar los ojos de placer.
-Si fueras un monstruo no serías tan bella.
-Soy como una flor carnívora, te muestro algo que te da confianza para atraerte.
-Entonces no quiero separarme de ti nunca.
Me separa de ella y me mira a los ojos. Me besa los pómulos, los parpados y, por último, los labios. En ese beso, llena mi boca de su sangre haciéndolo más placentero si puede. Con otro movimiento, igual de rápido que el anterior, corta el beso. Yo continúo con los ojos cerrados, y sigo acariciándole la palma de la mano, me sujeta el mentón y me obliga a mirarle.
-¿En serio eres capaz de renunciar a tu vida por mí?
-Siomara, ¿por qué no te crees lo que digo?
-¿Cómo conoces mi nombre?
-Tú me lo has dicho en ese beso-contesto notando como toda la sangre se me sube a las mejillas.
-…debió ser la sangre…
-Entonces, ¿eres capaz de creerme?
En vez de responder a mi pregunta, me acerca a su boca y me besa de nuevo. Yo sigo firmemente asida a ella, y choca sus labios a mi cuello. Noto un dolor tan punzante como placentero, y mi sangre pasa a fundirse con la suya.



Me despierto y me incorporo. Veo la habitación y descubro que las ventanas siguen cerradas. Inclino mi cabeza, la veo dormida a mi lado, y la beso en la frente.

-¿Recuerdas ese día en el que te entregué mi vida? Hoy he vuelto a soñar con mi conversión. Te amo por haberme regalado esta vida a tu lado.

Desperté al contacto de sus labios con mi piel, abrí los ojos, la miré y me dijo:

-¿Recuerdas ese día en el que te entregué mi vida? Hoy he vuelto a soñar con mi conversión. Te amo por haberme regalado esta vida a tu lado.

Tras escuchar esto, me incorporé y la besé en la mejilla. Me desperecé, me arreglé y me senté junto a ella mirándola a los ojos.

-Pequeña, voy a salir necesito alimentarme para poder darte más de mi sangre y que te hagas más fuerte, aún eres débil. No salgas de casa, por favor; hoy es luna llena y todos los hijos del milenio, como yo, estarán al acecho de cualquiera que sea más débil que ellos. Tú serías una presa fácil, llevas poco tiempo con esta vida y aún eres débil comparada con nosotros, los que llevamos miles de años vagando por este mundo. Además con tu belleza e inteligencia dudo que alguno de ellos no quisiera tenerte como compañera. Ten cuidado de no desvelar tus pensamientos, querida; cierra todo bien cuando me vaya y no abras a nadie, tengo algunos enemigos en esta ciudad a los que no les importaría hacerte daño para herirme a mí.

Ella asintió y me dijo que tendría cuidado, tras esto la besé y me marché de nuestra casa en busca de presas de las que beber su sangre.

Llevaba bastante tiempo en la calle y había tenido ya mí dosis necesaria de sangre por aquella noche, cuando caminaba por una callejuela, vi unos ojos rojos amenazantes brillando en la oscuridad. Adopté la forma de gato y me acerqué sigilosamente para observar sus movimientos. Lo que vi me enfureció.

Tenía acorralada a Luna, mi amada compañera, a la cual había creado hacía no mucho tiempo y él amenazaba con beber su sangre y destruirla. Quería beber su sangre porque sabía que yo la había creado, o que deseaba era el poder de mi sangre, ya que de mí no podría obtenerlo.

Me coloqué justo tras él y volví a mi forma original. Luna se alivió cuando me vio y soltó algunas lágrimas de sangre, ya que pensaba que no volvería a verme. Él se volvió y me atacó inútilmente, ya que esquivé su golpe. Era un vampiro algo más joven que yo, pero a pesar de su edad era muy inexperto, pues podía leer sus pensamientos perfectamente.

Contraataqué y le herí, pero no se dio por vencido y volvió a atacarme, ataque que volví a esquivar. Viendo que era inútil luchar conmigo, puso a Luna de escudo, lo que no le sirvió de nada ya que me coloqué tras él, lo inmovilicé haciendo que soltara a Luna e hinqué mis colmillos en su cuello, absorbiendo casi toda su sangre entre Luna y yo.

Tras dejarlo inconsciente, saqué la daga que siempre llevo oculta en mi pierna derecha y le corté la cabeza. A pesar de ser un traidor, merecía una muerte digna.

-Menos mal que has aparecido y me has salvado, Siomara-dijo Luna al tiempo que me abrazaba.
-No debiste salir sola, ya te advertí de los peligros que había esta noche, por eso no te traje conmigo-le respondí-. Por suerte pude detectar los pensamientos de ese vampiro y verte a través de sus ojos.
-Lo siento, tan solo tuve miedo y salí a buscarte.
-Tranquila, ahora lo que importa es que estás a salvo.

<<Me llamo Luna, aparento ser una chica de diecinueve años,tengo el pelo castaño e inusuamente largo para esta época, mi piel es de un color pálido, pero no enfermizo y los ojos...no sabría describirlos a pesar de verlos todos los días al espejo. Son de un color verde profundo, con destellos marrones y a cualquier persona le parecen hechizantes, ningún hombre, mujer o niño puede estar hablando conmigo más de dos minutos sin mirarme a los ojos.

Me llamo Luna y soy vampiro. Una vampiro joven, no llego al medio siglo, al contrario que mi amada conversora. Ella podría fácilmente tener varios milenios, pero como si de una humana actual se tratase, le avergüenza hablar de su edad, por lo que no sabría afirmar una.

Actualmente vivo en un pueblo cercano a mi hogar de la infancia, y sigo viviendo con Siomara, mi conversora, protectora y maestra. Aunque nuestra convivencia a veces se ve truncada por la aparición de algún otro vampiro que pretende arrebatarle el control vampírico de la ciudad a mi maestra, y siendo yo su punto débil, su único punto débil, sufro algún que otro ataque, pero al ser tan joven no puedo defenderme bien todavía. De hecho, sól soy capaz de zafarme fácilmente de los malhechores humanos, cosa que me preocupa, puesto que quisiera ser más fuerte, para poder defenderme sola y por lo tanto cazar sola y hacer vida independiente alguna vez.

No quiero decir con esto que quiera dejara Siomara, es sólo que a veces me siento sumamente infantil por ser protegida.

Necesito ser más fuerte...>>

Y después de escribir estas cuatro palabras, la vampiro se sumió en un profundo sueño en la habitación de su hogar, que tenía las ventanas cerradas para impedir el paso de la luz duirna.

Tú no estarás siempre, será mía... no puedes protegerla de por vida... Oscura calle iluminada por unos majestuosos dientes, un grito... la sangre cae a borbotones, una figura delgada cae al suelo... me acerco para ver lo ocurrido, mi corazón generaciones marchito comienza a latir con gran fuerza, me arde por dentro. Esa enorme figura sonríe siniestramente y gira el cuerpo inmóvil hacia mi... logro verle la cara... ¡¡SOY YO!!
-¡¡¡NOOOOOOOOO!!!-grito al despertar.
Otra vez ese sueño... ¿Avisos del infierno anunciando mi muerte?¿quién es mi asesino?...¿Qué hago obsesionándome con eso?¡JA! Ni que fuera humana... pero esa voz...no puedo quitarla de mi cabeza, me es tan familiar que me dan escolofríos.
Miro a Luna, al menos sigue durmiendo. Es tan hermosa, tan delicada y frágil... Esa belleza durará eternamente pero, aún día de hoy no sé si hice bien. Deseo su olor, su belleza, estar cerca de ella... alimentrme de su sangre en la inmensidad de la noche sin control, sin freno, sólo sintiendo, suspirando y dejar los instintos a flor de piel. Alimentarme de ella hasta desfallecer y dejar que ella me ame incluso más que ahora... pero, ¿fue lo correcto? Dejó todo por mí incluso su propia existencia en este mundo, sus padres y familia murieron y nunca volverá a verlos. Ahora está manchada por mí, es mía y sólo mía... no puedo evitar ser egoista.
Le quité un pequeño mechón de pelo que le caía a la cara. Miré su piel tan blanca y preciosa, no pude evitar acariciarla... olí el aroma de su pelo, nunca me cansaré de él,embriaga tanto que creo que me volveré loca... Me aparto un poco asustada por tales deseos y el no poder casi pararlos. Si bebo demasiado la mataré y no podré sentirla en cada poro otra vez:
-Bébeme-me susurró con los ojos abiertos como si fueran de un felino.
-Pero...
-Sino lo haces tú lo haré yo-y mordió mi cuello mientras acariciaba mi vientre.
No lo pude resistir más, como si fuera un animal me avalancé sobre ella y la mordí con pasión. Sólo se oyeron suspiros y gemidos, y el dulce néctar nos llevó al más grandioso éxtasis. Sin que el mundo supiese de nuestra existencia, preparándonos para la próxima caza.